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A los perros les encanta salir a la calle, de manera que si el nuestro no desea hacerlo o se quiere volver enseguida, se nos tiene que encender la señal de alarma. Hay que observarlo con lupa desde ese momento, aunque lo mejor es hablar con el veterinario.
Hay varias causas que explican este comportamiento tan poco natural, las cuales tienen que ver con problemas mentales y también con los físicos.
¿Por qué mi perro no quiere salir a la calle?
Cuando a un perro le enseñamos una correa se suele volver loco, pero a veces nos sorprende con el comportamiento contario, resistiéndose a salir a la calle.
Esto suele tener que ver con una mala experiencia que ha padecido fuera de casa, por ejemplo si le ha atacado otro perro o ha sufrido un atropello. La calle le recuerda a ese momento y no quiere volver a vivirlo.
También hay probabilidades de que pase si nos hemos mudado y el animal es algo inseguro, de forma que no se siente cómodo en un territorio que no conoce.
Mi perro quiere volver a casa
Algunos perros sí que salen con normalidad, pero en cuanto hacen sus necesidades intentan volver corriendo a la seguridad de su hogar.
Puede ser que no se sienta confiado en la zona, por ejemplo porque haya demasiado ruido, así que podemos intentar ir a pasear a otro lugar.
Otras veces, esto puede tener que ver con la forma en la que se ha criado el animal, que si está muy apegado a su familia humana suele preferir estar con ellos enseguida, algo que no le debemos permitir, puesto que tiene que pasear y socializar con otros animales.
Mi perro no quiere andar
Si el perro no quiere caminar estamos ante otro escenario muy diferente, en especial si no hablamos de un cachorro al que le vamos enseñando a andar con correa, en cuyo caso es muy normal que se pare y se niegue a seguir.
Aquí, casi siempre hablamos de problemas físicos, como son los asociados al aparato locomotor, y que son más comunes en los perros que ya son mayores, a partir de los ocho años.
La causa puede ser una artrosis y en los perros de raza grande y gigante hay que tener especial atención cuando están creciendo, por si aparece una displasia de cadera que les provoca mucho dolor.
Cuidado también con las enfermedades cardiacas, más usuales cuando los perros están llegando al final de su vida. El corazón no funciona bien, crea líquido que va a los pulmones, etc., de forma que al animal lo último que le apetece es darse un paseo.
A veces, y si hace mucho calor o, de nuevo, es un perro senior, simplemente es cansancio. Su cuerpo no da más de sí y el perrito se niega a caminar, teniendo que cogerlo en brazos para volver a casa, o descansar un rato en un sitio fresco a la vez que le damos un poco de agua.
No es raro que los perros obesos se nieguen a caminar una vez fuera de casa y nada más recorrer unos metros, ya que no tienen bastante fondo físico como para hacerlo con ese sobrepeso.
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