Displasia en perros

displasia de cadera perros

 

La displasia es una enfermedad muy común en perros de gran tamaño como el San Bernardo, el Mastín Napolitano, el Pastor Alemán o el Dogo de Burdeos. Precisamente, debido a sus grandes dimensiones y a su actividad física intensa cuando son cachorros son propensos a sufrir displasias de cadera y de codo (trastornos en la articulación de la cadera y codo respectivamente). Hay una incidencia del 20%.

 

Qué es la displasia en perros

La displasia se trata de un trastorno en la articulación de la cadera o del codo (dependiendo de la zona en la que la sufra nuestro perro). La más común y en la que nos vamos a centrar principalmente es en la de cadera. En este caso, consiste en una malformación de la articulación de la cadera en la que el fémur no encaja de manera correcta.

Puede ser una enfermedad hereditaria, degenerativa y dolorosa, lo cual puede llevar al animal a su incapacitación. Es una enfermedad que se desarrolla durante el crecimiento del perro, por lo que debemos esperar a los 3-4 meses de vida para ver si desgraciadamente, a nuestra mascota se le detecta una displasia. Sólo entonces, debemos de buscar un tratamiento adecuado.

 

perro en silla de ruedas por displasia
La displasia se trata de un trastorno en la articulación de la cadera o del codo (dependiendo de la zona en la que la sufra nuestro perro).

 

 

Tipos de displasia en perros

 

Displasia de cadera

Es el tipo de displasia más común. Se manifiesta principalmente en perros de gran tamaño como el Mastín Napolitano, el Pastor Alemán o el San Bernardo.

Se trata de una enfermedad causada por varios factores o por causas hereditarias. Es una patología que no aparece desde el nacimiento del animal, sino que desarrolla a lo largo de su infancia acompañado del crecimiento de la pelvis, cuando éste tiene entre 4 y 5 meses de vida.

Tiene varios grados que hemos desarrollado al comienzo de este post. En un primer grado hay mínimas alteraciones en la cadera del perro con una degeneración casi inexistente. Cuando el animal se encuentra en la fase final de la enfermedad, en el cuarto grado, la displasia es muy preocupante. En este punto, ya hay una displasia de cadera grave que dificulta la movilidad del perro.

A lo largo del artículo hemos explicado los síntomas más habituales en las displasias de cadera, los cuales van desde cojera hasta dolores en la articulación.

 

Displasia de codo

Consiste en una enfermedad degenerativa causada por una anomalía en el desarrollo del tejido óseo, la cual produce una inflamación de la articulación (artritis) y un desgaste progresivo de las estructuras óseas que forman la articulación del codo (osteoartritis).

La sintomatología es muy similar a la de la displasia de cadera. A la cojera o dificultad de movimiento, se sumaría que el animal sufra dolor al extender y flexionar el codo por completo

Hay dos tipos de tratamiento para la displasia de codo que debemos dejar en manos de un especialista. El conservador (basado en antiinflamatorios y rehabilitación) y el quirúrgico (el cual debería ser la última opción y siempre y cuando el daño articular se encuentre en un estado muy avanzado). Estos tratamientos se aplican a ambos tipos de displasia.

Con el tratamiento correspondiente, en el 85% de los casos, el perro mejorará en cuanto a la cojera y los dolores, lo cual será beneficioso de cara a la movilidad del animal, aunque lamentablemente la artrosis siga avanzando.

 

Grados de displasia en perros

Dependiendo del perro, la enfermedad se desarrollará de forma más leve o severa. Para medir esto, hay diferentes fases o grados:

  • Primer grado de displasia: La cadera está casi normal, apenas hay una mínima alteración con una pequeña subluxación. Hay una degeneración casi inexistente por parte del animal.
  • Segundo grado de displasia: También es muy leve, aunque en este caso, hay una subluxación lateral de la cabeza femoral más marcada con 20-25% fuera de la cavidad.
  • Tercer grado de displasia: Aquí ya hay cambios degenerativos importantes. Se considera una displasia moderada (50-75% de la cabeza femoral fuera de la cavidad).
  • Cuarto grado de displasia: Es el más preocupante. El perro muestra cambios degenerativos bastante importantes. Se trata de una displasia de cadera grave con luxación de la cabeza femoral y aplanamiento del borde de la cavidad y la cabeza femoral.

 

grados de displasia de cadera en perros
Dependiendo del perro, la enfermedad se desarrollará de forma más leve o severa.

 

Cómo saber si mi perro tiene displasia

Durante las primeras semanas de vida, es muy difícil detectar los signos de displasia. Hay que esperar al menos 3-4 meses (como hemos apuntado en el apartado anterior), para ver si nuestro perro empieza a dar síntomas de que pueda sufrir esta enfermedad. Los síntomas cambian dependiendo si se trata de un cachorro o de un perro adulto, ya que a medida que el perro envejece, los síntomas empiezan a ser más severos.

 

Síntomas de la displasia en cachorros

  • El perro es menos activo.
  • Se queja si hace movimientos bruscos al jugar.
  • Rechaza subir escaleras.
  • Cruza las patas de atrás al caminar.
  • Permanece sentado más tiempo que los demás cachorros.
  • Muestra debilidad en sus patas traseras al caminar.

 

Síntomas de la displasia en perros adultos

  • Al estar de pie, estático, el perro mantiene juntas las patas traseras.
  • Muestra signos de dolor por la atrofia muscular.
  • Cojera: El perro altera su forma de caminar para reducir los movimientos de la articulación y, por tanto, el dolor.
  • Alteración de movimientos al correr: El perro corre moviendo las dos patas traseras al mismo tiempo o balanceando la cadera exageradamente.
  • Dolor cuando la articulación está en frío: El perro se mueve con dificultad después de un rato de reposo.
  • Menos dolor durante el calentamiento: Cuando el perro está activo (en movimiento) siente menos dolor.

Cuando nuestro perro ha superado los 3-4 meses de vida y muestra alguno de los síntomas anteriores, es conveniente acudir de manera urgente a un veterinario para que haga el diagnóstico correspondiente, pudiendo descartar o no una displasia. Si el diagnóstico fuera que el perro sufre esta enfermedad, el veterinario le administraría el tratamiento correspondiente.

 

Tratamiento de la enfermedad

Una vez que el veterinario ha diagnosticado la displasia, hay dos tipos de tratamientos que le aplicaría a nuestra mascota:

  • Tratamiento quirúrgico: Es el que recomiendan evitar todos los veterinarios si fuera posible. Si el perro ya tiene un daño articular avanzado, se recomienda poner una prótesis. En el caso de los cachorros, si aún no hay artrosis se optaría por una intervención para corregir la postura de la articulación y mejorar así la movilidad del animal.
  • Tratamiento conservador: Se basa en mantener al perro con el mínimo dolor posible sin tener que recurrir a una intervención quirúrgica. Se basa en la administración de antiinflamatorios por parte del veterinario, a la par que técnicas como la rehabilitación y la fisioterapia canina que ralentizan el dolor y aumentan el tono muscular del perro.

 

Cómo prevenir la displasia

Es la pregunta más importante que se hacen todas las personas que tienen perro o están pensando en adoptar uno. La respuesta sería Sí, se puede prevenir, aunque es muy complicado debido a su componente genético. Lo que está en nuestra mano son otros factores como externos como controlar el peso, la dieta y el ejercicio físico de nuestro perro.

 

Video sobre la displasia en perros