Torsión Gástrica en perros

La acumulación de alimento, líquidos, gases o desechos alimentarios puede provocar una distensión abdominal en nuestras mascotas. Durante La Torsión Gástrica el estómago se dilata de tal manera que puede obstruir otros órganos, vasos sanguíneos y provocar necrosis, shocks incluso dificultad respiratoria.

¿Cómo saber si mi perro tiene Torsión Gástrica? ¿Cuáles son los síntomas?

En ocasiones y, dependiendo de la raza y tipo de perro, es complicado diagnosticar o encontrar síntomas en perros ya que algunos son muy reservados, pueden esconder vómitos etc. Sin embargo, la torsión gástrica presenta un conjunto de síntomas que hacen muy sencillo su diagnóstico. Algunos de estos son:

  • Nerviosismo
  • Dolor abdominal (el perro se mira el abdomen constantemente)
  • Vómitos líquidos
  • Abdomen hinchado y tenso
  • Dificultades respiratorias y jadeos
  • Dificultad para caminar
  • Nerviosismo prolongado, temblores

Cómo prevenir la torsión gástrica en los perros

Para evitar el “estómago volteado” en perros existen métodos que previenen los principales factores de riesgo. Las principales soluciones a priori son:

  • Hacer que el perro beba líquido de forma controlada
  • Evitar que la mascota coma alimentos rápido, amortiguando el hipo en perros
  • Evitar el ejercicio físico poco tiempo después de las comidas, estableciendo periodos de descanso o pausa después de cada comida.
  • Conseguir que el animal mastique bien evitando que engulla y favoreciendo una respiración controlada

El hipo en perros suele ser un síntoma claro de torsión gástrica si viene acompañado de otros síntomas, en caso de no ser así, lo más recomendable es masajear el cuello del animal y calmarlo para que regule naturalmente su respiración. En cuanto a las comidas, los buenos hábitos alimenticios basados en evitar que tu mascota engulla, deben ir acompañados de una dieta sana y adecuada a cada especie.

Cómo se diagnostica la Torsión Gástrica

Si observamos que nuestra mascota presenta alguno o varios de los síntomas que hemos comentado antes, debemos acudir a nuestra clínica veterinaria de confianza. Aunque la mayor parte de torsiones gástricas son leves, este problema prolongado puede provocar fallos orgánicos, respiratorios o de circulación sanguínea. 

Como primera medida, se realizará una anamnesis para comprobar si el animal tiene el estómago distendido o duro. Se trata de una exploración superficial por el abdomen de la mascota y que sirve para orientar al especialista hacia la causa del problema.

Si la situación es relativamente grave se procederá a administrar terapia endovenosa y se aplicará una punción externa, que permita evacuar el aire correctamente. Después se harán las pruebas pertinentes como radiografías para valorar la gravedad del paciente. En algunos casos pueden ser necesarios electrocardiogramas o analíticas de sangre.

Tratamiento para la torsión gástrica en perros

Aunque pueda parecer radical, el tratamiento para este tipo de patologías estomacales es quirúrgico. Tras una incisión los profesionales recolocarán el estómago del animal y en algunas ocasiones puede que retiren el bazo para favorecer el funcionamiento correcto del estómago. Esta operación recibe el nombre de Gastropexia. 

Tras la operación es recomendable una estancia hospitalaria en observación. Probablemente se le repitan algunas pruebas o analíticas a la mascota para cercionarse de su evolución positiva. 

¿Cuánto dura la torsión gástrica en perros?

Lo imperativo es consultar a un especialista a la primera señal de los síntomas comentados. Teniendo en cuenta que no existen remedios caseros para paliar la torsión gástrica en perros, cuanto antes se lleve al  animal a un veterinario más certezas tendremos de que saldrá sano y salvo de la patología. Algunos perros, no obstante, pueden mantenerse estables, aún a pesar de la torsión gástrica, hasta 48 o 72 horas desde el primer vómito. 

Recuperación tras la operación a nuestra mascota

Tras los primeros días en observación hospitalaria, nuestra mascota estará lista para volver a casa. Las primeras semanas son clave para su recuperación y para que nuestra mascota recupere un buen funcionamiento gástrico. Las pautas a seguir son las siguientes:

  • Dieta digestiva que evite flatulencias
  • Tres tomas diarias de alimento en pequeñas cantidades
  • Evitar el agua después de cada comida para evitar reacciones en el estómago al contacto con el frío
  • Evitar ejercicio físico antes y después de las comidas
  • Control de situaciones de estrés

Con todo, no olvidemos que nuestro perro es un ser vivo con conciencia de sus dolencias. En la mayoría de los casos, es el propio animal el que rechazará alimentos que puedan sentarle mal, reducirá la ingesta de agua o se mostrará poco propenso al ejercicio físico. El cuerpo, también de los animales, es sabio, por lo que nuestro trabajo será el de supervisar y limitar las actividades de nuestra mascota hasta que esta se vea recuperada.

Como conclusión, debemos hacer hincapié de nuevo en la gravedad de esta patología si no se trata adecuadamente y a tiempo. Una intervención profesional a tiempo puede salvar la vida de nuestra mascota. Una buena recuperación llevada con responsabilidad por nuestra parte, permitirá evitar secuelas permanentes en nuestro perro. Si tenemos cuidado y conciencia recuperaremos a nuestra mascota en plenas facultades y la torsión gástrica será sólo un mal recuerdo.